martes, 29 de noviembre de 2011

Reinvención

Algunos, no ostentosos de pertenecer al mundo monótomo, caen con las ideas robustas dentro de sus abismos. Pequeños cúmulos de miedo, que van encerrando a uno sin dejar más luz que ver un techo lleno de horas sucias y con ojeras sobre sus manecillas, que bostezan como un quejido ausente sin intentar titubear.
La música se transforma en el oído universal y personal de la caverna construída por este.
La memoria calmada, fortuita en su inacción, armoniosa y casi inerte nos alienta a seguir tapeando las entradas de la desesperación, y esconder los ecos bajo cada aullido del animal, que muerto, solo transita como un caballo enfurecido arrastrando su espíritu caído.

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Música