martes, 28 de diciembre de 2010

"Por eso la mayoría de los seres humanos vive tan irrealmente; porque creen que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría. Sinclair, el camino de la mayoría es fácil, el nuestro es difícil. Caminemos."

(Demian. Herman Hesse)

domingo, 26 de septiembre de 2010

Libélula

Reanudo aún enfermo con los ojos caidos, atando y desatando estos pies a tu manera.

-¿Aún caminas por aquí?
-El destino, es el destino...pequeña.

Suelo recordar por temor a perderte.
Desprendida del silencio te incendias sin formas que se ajusten a tu cuerpo.

-Y los encendedores no hacen más que decir "...good bye fingers..."
-Lo sé, lo sé. Mis pulgares casi muertos quieren callar pero tu insistes.

Hasta sentir que el fuego alimente nuestros dedos.
Es el destino que se extingue ante nuestras pupilas enrojecidas, abochornadas que se desinfectan de todo esta mierda llamada CIUDAD.

-Adrián, la cuchara porfavor.
-A su orden.


Acoplando la habitación a nuestra manera
como una ceremonia
como un Domingo fumando marihuana en las iglesias.

-Ahora yo recuerdo, fue ahí donde te conocí.
-Creias que yo lloraba por el rojo de mis ojos.
-Sí y aún recuerdo lo que dijiste.
-Fue por la pregunta que hiciste.

-¿Por que lloras?
-!No lloro! Me es imposible llorar.
-¡Maricón de mierda! Los hombres también lloran.
-¿Y tú? ¿también lloras? Uno ya no se puede meterse un hit antes de entrar.


Y luego te presente a mis ojos secos, como dos desiertos áridos que se consumen para no despertar.
Y tú.
Tú llegaste para alimentar el lunar y lugar más pequeño/perfecto de mi rostro.

-Solo quería el porro de marihuana que te fumabas a escondidas en esa iglesia. Pero bueno sigamos, la cánula si eres tan amable.
-Sí claro, a tus órdenes.

Y el tiempo se consume y aún escondías en tus bolsillos aquellas lineas muertas que tanto amabas de Vallejo.

" ...Y sin embargo, los muertos no son, no pueden ser cadáveres de una vida que todavía no han vivido. Ellos murieron siempre de vida..."

-!Música¡ Ya sabes que canción. Espera... deja que termina esa, me recuerda a tí.
-Fue la primera que te dedique, pero ...¿Para que esperar?

"...Nothing else can hurt us now
No loss, our love's been hung on a cross
Nothing seems to make a sound
And now it's all so clear somehow
Nothing really matters now
Now we're gone and on our way..."

Y sí, sabíamos de todo esto. Veía en tus ojos suicidas la esperanza muerta, casi desnuda. No quisiste saber más de mí pero tus manos dictaban otras cosa, y que peor error que decirme un: "hasta pronto".

-Los dramas contigo, tus putos dramas.
-Cállate puta de mierda, y sigue en lo que estabas.

Aprendí a desprenderme de todo y de todos. Sabios tus instintos que pregonaban en mí, por que en cada encuentro conocía tus manías, esas de llevar los bolsillos siempre repletos de Marihuana. Junto aquel fragmento de envoltura de Pall Mall, de los rojos; por que claro combinaban con tus ojos.

-Siempre amé el rojo, en especial el magenta.
-Es la misma mierda de rojo.

Era abominable ver como nos consumíamos por última vez, lo deseamos tanto que ahora la tememos de igual forma. Ver tu rostro pálido que se agita, y las gotas frías de sudor que duermen en tu piel.

-Adrián, el brazo.
-Ya era hora. Espera, deja que empieza la otra canción.

"This is the end
Beautiful friend
This is the end
My only friend, the end..."

Tu piel que aún no sabía que expresar, y recordabas lo sé. Recordabas el preciso instante en que él se fue, nunca quisiste hablar de eso y yo obstinado recurrí a escuchar de ti para saber más.

-No supo aprender y llegué yo; como caído del cielo, sentado en la banca de una iglesia fumando un porro de marihuana, dijiste casi sonriendo. El muy pendejo se me adelanto, a buena hora por que aú
n no me arrepiento saber de ti.
-¿Arrepentirte? ¿No crees que es muy tarde para eso?

Y no perdimos tiempo, y fui el primero. Analizaste las cánulas para no fallar y ataste mis brazos para encontrar el camino perfecto, darle cuerda a esta manecilla y jugar por última vez con el tiempo, Y no fallaste, sentí el vértigo, sentí grandes ríos que se alimentaban en mis brazos para morir en mi mar, morir en mí.

-Listo. Adrián el mundo es tan enfermo y pequeño para nosotros.
-Ni que mundo, ni que mierda...

Mis orbitales cambiaron y dieron forma a tus cabellos. Me ate a ellos para no perderte/para no perderme. Por que siempre fuimos jóvenes para esta vida, y fue mejor caer así...de pie contigo.

-Tan egoísta como siempre. Mal, muy mal Adrián; es mi turno.
-Jajaja, tú mas que nadie me entiende en este lugar. Y eso lo sabes bien.

Entendías a la perfección cada paso, cada tramo que daba. Eramos como dos almas bastardas que se engendraban para alimentarse. Como dos Líbélulas que rodean Abril para esconderse y hurgar en el gris ácido del talismán para escapar.

-Todos a bordo en el caballo.
-Otra vez, tú y tus putas películas.

Era esa escena final que amabas tanto. Vestías los bluejeans rotos, botines sucios, el polo negro con un Rembrandt gastado que se llevó todos tus inviernos. Y tu cuerpo, tu cuerpo era azul y tus brazos se agitaban según el solfeo de tus pasos junto a nuestras pupilas muertas que mordían mas y mas nuestros ojos hasta vernos gritar, vernos llorar. Eramos uno a la vez y la música era un manto que nos cubría, era nuestro fin, pensé.

-Adrián, lo siento. Hay viajes en los que solo lo debe hacer uno.
-Lo sé, pero este viaje no será de uno, sera nuestro último viaje.
-No Adrián, no me entiendes.
-Claro que te entiendo, estamos a bordo, los dos juntos. ¿No es así?
-Adrián tu no mereces esto...no mereces que haya esperado este momento.
-No hablemos más.
-No ¡Puta madre Adrián! Te amo, te amo. Es por eso que hago esto.
-Lo sé, es por eso que acepté estar aquí contigo.
-Te amo, solo recuerda eso, solo recuerda eso. No me odies por favor.
-Lo sé. Y nada de dramas, nada de putos dramas.

Fue mi segundo turno y llegué a andar medio dormido, confundía aún los colores con sabores, los sonidos con temores, pero no temía por que estábamos los dos. Sólo los dos.

-Te amo Adrián.
-Yo ta... ¡Rayos! ya lo siento.

Apretaste las jeringas o cánulas como tu las llamabas, y vi tu cuerpo ceder, vi acomodar tus brazos para la última función de nuestras vidas juntas. La música junto al color de la habitación llegaban su fin, nuestros cuerpos fríos se amoldaban al suelo para descansar. Sentía tu cuerpo levitar sobre mis hombros. Sentía tu vientre llorar, gritar, gemir. Y yo no hacía más que acoplarme a ti, acoplarme en soledad junto a ti. Y encontré en tu llanto la más fiel expresión de dolor o tal vez eran tus labios que formaban otra vez un te amo y finalmente un adiós.
Cerré los ojos mientras todo cedía y me vi solo otra vez mientras yo me dejaba ir. Por que el tiempo iba de espaldas sin darnos tregua. Se alimentaba de nosotros, de nuestra desesperación, de nuestra angustia de ser humanos, de nuestra angustia de amar.

Finalmente abrí los ojos y me hallé aquí, postrado con sueros de vida, aún con la idea de no dejarte, de abandonarte; pero ellos me piden que me calme, que todo salió bien, que yo estoy bien, que todo está bien, que todos están bien pero que tú no corriste con la misma suerte, que te marchaste que tu corazón no dio para más y se dio una tregua quedando paralizado.

Y ahora entiendo lo que quisiste decir. Querías irte sola, sola para estar con él. No soportabas la idea de dejarte abandonada, y yo fui una excusa, tu mejor excusa para conocer en estos 27 días, para luego marcharte, para largarte y dejarme el mismo sabor que encontré en tus labios el día en que te conocí, a muerte.

lunes, 9 de agosto de 2010

Se busca.





La enfermedad se me hace mas plancetera
que el desorden humano que existe en mí.

Y tengo miedo, siempre lo tuve.

martes, 27 de julio de 2010

t r e s

-"...La vida nos lleva a donde sea..."
-Lo sé, es a donde vamos.
-Solo bromeaba. Cantaba una vieja canción.

D o s

-La mentira es el arma del siglo XXI.
-¡Mierda! siempre estuve indefenso.

domingo, 30 de mayo de 2010

Esperanza

2o minutos y sientes que la poesia es fecal, sonries...


Sueños donde debes tergiversar.
Ubicas cielo en tus dedos, ojeras bajo tus insanias
por que el viejo reflejo adormece tus mejillas,
cubres tus rostros cada cual por cada dia

L u n e s M a r t e s M i e r c o l e s J u e v e s V i e r n e s S á b a d o

No existe
¿Lo sabes?

Mientes, por que las verdades son costumbres en tus ojos.
Parpadeas como el cielo cuando quiebra; y lo sabes, lo sabes muy bien.
Por que hoy no quieres llorar, no quieres sentir arcadas en ese pecho matriz sin Esperanza.
Por que las náuseas son de un corazón que se agota, se agota como agua entre tus labios.


----------------------------------------------------------A ¿Lo puedes ver?
-------N----------------------------------------------- R
---------O -------------------------------------------E
-----------D ---------------------------------------L
-------------E----------------------------------- A
---------------B------------------------------- C
-----------------E ---------------------------S
-------------------S ESCAPAR -> Sube la E


Son ciegos los testigos de estas noches, de estos días
que desisten como en sueños de simple a-f(l)icción entre narcóticos
que pensar bien hoy, no es simple ventura

reír
sentir
vivir
Tomar la vida dejar en el tourneé de:
buscar
buscar
buscar
ENCONTRAR

Y la puerta aún golpea.
No sientes miedo y golpea constantemente;
y aún no sientes miedo.


P UERTA

Escondido bajo el lupanar.



Figura abstracta: mi mente.
Se dirige vagando en este vértigo terrenal, donde existe aún el aroma de Esperanza.
Esperanza fue una buena tipa... llegué a conocerla(sonríes mientras recuerdas)
Lo sé, lo sé, lo sé, lo ...
Conversamos y tomamos un buen té, quizás dos, aún no lo recuerdo del todo, vuelves a sonreír.
Solíamos pasear,decías entre el comezón de tus labios al sonreír; por que ella era costumbre entre tus hombros que cogía de tus brazos.
Esperanza brillaba en el ojo iris de sus pasos.
Esperanza estuvo perdida, pero yo la encontré; llegó en una de esas noches donde el color caía en entre mis ojeras, tal vez ojos caídos que incendiaban el rojo de su cuerpo.
Esperanza fue una buena tipa que no olvidaré.

Murió
murió
Q.E.P.D

Recuerdo el color de sus letras cuando en mañanas aún llegaba a mi. Ella iba trayendo el viejo té olor a ropa sucia que solía supervisar.
Llevaba puesto los cabellos en la cintura, para no descansar. Caminar junto a mi, coger mis brazos y volver a empezar. Esperanza murió, murió, lo dije: Fue una buena tipa que no olvidaré.

martes, 30 de marzo de 2010

Lid.

-Siempre supiste que no debias de seguir.
-No todas las cosas las hize por voluntad propia, Andrés.
-Pudiste evitar sentir todo esto.
-Lo sé, pero tu siempre estabas ahí. Arañando mi conciencia con tu imagen egocéntrica, tratando de saberlo todo, tratando de negarme todo.
-Se sabe muy poco del todo y tu lo sabes muy bien.
-¿Lo ves? Siempre crees tener la luz, el raciocinio exacto para decirlo todo.
-No es eso Julián, aún no lo entiendes.
-¿Entender? ese es el caso, yo no quiero entender toda esta realidad absurda de sentidos y de principos.
-Por más que lo evites, sabes muy bien que no podrás. Toda la responsabilidad está ahora en tus manos enrojecidas...

La habitación iba apropiando el olor de sus agajes, des sus ojos pardos que lo condujieron negruscamente a perderse en si.

-¿Ves lo que hiciste?. Su piel ahora va perdiendo el brillo que tanto amaste.
-¡Cállate! tú no entiendes y tampoco yo lo quiero hacer.
-Julián, debes de calmarte, es mejor apresurarnos y tratar de olvidar todo esto.
-¡Lo sé! ¡Lo sé! Pero no puedo hacer nada, mis manos tiemblan al rozar su cuerpo y ya no puedo verla a los ojos tan facilmente.

La habitación marchita, se incendiaba bajo el sol que escapaba de los ojos de un Julián afligido, que permanecía sentado, abrazando sus piernas tal vez destino que temblaban al rozar el viento sobre sus pupilas casi muertas, que esperaban el sentido de sus dedos tiznados de ese matiz rojo que iba oscureciando aún más su alma.
-Te advertí de todo esto; y tu lo sabes muy bien Julián.
-Supuse que me rentendrías para no hacerlo, por que tú tambien la amabas, pero claro tú siempre abandonándome cuando todo va perdiendo el control.
-Sabes muy bien que los dos la amábamos, pero tus actos no se excluyen a los mios. Supiste desde un principio que esto ocurriría, en realidad lo supimos los dos, pero tu no diste marcha atrás y yo no pude hacer nada.
-Tal vez fuiste tú el que ideo todo esto.
-No sabes lo que dices, todo esto te está confundiendo.
-Tienes razón, se sabe muy poco del todo. Y tú no das cuenta de eso.
-Julián, confundes las cosas demasiado rápido.
-¡Cállate! no vuelvas a pronunciar mi nombre. Crees saberlo todo pero en realidad no sabes lo que está pasando ahora.
-Te equivocas Jul... perdona, ambos sabemos lo que está pasando ahora.
-¡Cállate! no vuelvas a repetir una sola palabra. Siempre creiste que eras el inusitado, el pasmoso frente a todos. ¡Pero no! No eres mas que un simple remedo mio.

Los gritos desperados de un Julián irreverente, de no querer escuchar una sola palabra de Andrés; despertaron el ambiente de una tarde que escondía sus últimos fulgores dejando un aire adormecido que se hacía ya sentir.
Empezaron a tocar la puerta, y casi por instinto Julián sollozo en medio de su soledad, en medio de la habitación, en medio del dolor. Lloro en medio de ese destino que llevaba cuerpo y alma en sangre, que esparcida por los suelos vulneraba aún más sus ojos. De ese destino que el parecia ver desconocido pero que lleva aún el nombre de Sofía.

La policía forcejeo la puerta súbitamente, encontrando a Julián casi aturdido, que confundía sus plabras con los días, confundía a una Sofía aún viva y no ensangrentada por los delirios del que fue su amante. Lloraba y a la vez reía, preguntaba aún por ella, por la cena que aún servida se dejaba ver al fondo de la mesa. Julián solo gritaba el nombre de Andrés.

-¿Lo ves? ¡siempre es lo mismo! ¡Andrés me escuchas!. Sé que estás ahi no hace falta que te escondas, sé que puedes oirme, no eres más que un simple remedo de mi persona. Sí, eso es lo que eres. ¡un simple remedo mío!

Los agentes se encontraron con el cuerpo de Sofía, que aún no perdía el brillo que Julián tanto amaba. Confundidos escuchaban los gritos arraigados que Julían repetía.

-¡Andrés! ¿Por que te escondes?. ¿Tienes miedo? lo puedo sentir. ¡Andrés! ¿Donde estás? ¡Andrés!

Los agentes trataron de contener a Julián que arremetia contra todos; entre sollozos y risas, entre gritos descontrolados que hacian dar cuenta de su estado. Ellos sabían que Julián Andrés, había enloquecido.

miércoles, 6 de enero de 2010

Mnemósine

El sol iba ahogándose es sus manos, y los dos iban terminando de cerrar la hoguera de sus pensamientos. Se acercaban uno al otro a cada instante contemplándose, intentando abarcar esos grandes ojos que ella conducía hacia arriba y él, en un intento de anudarlos a los suyos los buscaba sin remedio. Intentaron callar pero fue imposible, las palabras escapaban de sus labios, iban surcando el cuarto, donde las historias quedaban grabadas en los muros, en esas marcas de angustia que arañadas por la desesperación, iban carcomiéndose en el color pardo que aún iluminaba el sol.
Escapaban del destino de sus dedos, de sus pasos, de cada instante, segundo donde ya no existan palabras y solo los movimientos bruscos que sus brazos iban arremetiendo contra sus cuerpos. Ella, aletargada por el tiempo intentaba seguir sus pasos en cada tramo que el olvidaba; no quería perderlo otra vez, no quería seguir abandonándolo más de lo debido. Y él, tratando de escapar de lo vivido, de toda la arrogancia, de dar sentido a cada paso repulsivo; en cada tramo que intentaba abrazar junto a si.
Fueron encontrándose en el pudor de sus sentidos donde intentaban arrebatarse uno al otro, arañaban sus cuerpos, que relejados por sus ojos veían caer todo de si a cada instante, donde encontraban impregnado el deseo de intentar escapar de todo, de todos. Y una vez más, intentarlo no era fácil pero si estaban juntos todo era más soportable.
Ella, dejando atrás las huellas que en cada espacio olvidaba y sólo le quedaba recordar, las palabras que él siempre olvidaba musitarlas al oído; en esta tarde -donde ella- desesperada se imponia sobre si y él, un tanto confundido intentaba no encontrarse en ese espacio, tratando de evitar todo el quebranto que horas más tarde dejaría sobre si, que dejaría extenuada en el letargo; entre sueños, entre viejos recuerdos, que él hoy prefiere incendiar.

Imagen-Murcielagario.

Música